agosto 24, 2006

LA COMUNICACIÓN EN EL DEPORTE

La comunicación es la base fundamental para un buen trabajo en equipo. Grandes jugadores muchas veces han sido superados por rivales de menor calidad de juego, pero mejor acoplados; es decir, por jugadores que saben comunicarse.

El efecto que produce la falta o mala comunicación entre los miembros de un plantel, es desastroso. Durante el desarrollo de un encuentro, no habrá coincidencia de ideas, ni compañerismo, menos la motivación necesaria para afrontar el compromiso deportivo.

El rol que desempeña un jugador en su equipo está relacionado a su función, capacidad técnica, trato, ascendencia, al reconocimiento que le brinden sus compañeros, etc.

Estos roles son modelos de conductas que cada jugador puede adoptar y varían en cada uno de los integrantes de modo diferente.

Roles positivos
  • El cooperador: contribuye a la consolidación del equipo y al logro de los objetivos
  • El pro-activo: propone o sugiere la forma de afrontar una jugada, toma iniciativas para la resolución de situaciones de juego
  • De compañerismo: busca, anima y tolera a sus compañeros ante cualquier situación dificultosa.
  • El seguidor: acata sus tareas sin cuestionamientos y positivamente.
  • El vocero o comunicador: que expresa el sentir del grupo.
  • El conciliador: trata de eliminar las asperezas que puedan surgir entre sus compañeros.
  • El comentarista: alude los temas que se deben tener en cuenta.
  • El negociador: que cede si es necesario en busca de llegar a un acuerdo.
  • El analista: se proyecta y expone los pro y contra de los casos presentados.
Roles negativos
Son los asumidos por jugadores que consciente o inconscientemente abusan de su influencia sobre los demás. Son conocedores de su capacidad o de una calidad de juego superior y por esta razón asumen la dirección de los partidos imponiendo sus criterios. Muchas veces tienen un afán de figurar y destacar en el equipo o carecen de métodos y formas de comunicar sus ideas al resto de los integrantes y terminan por derrumbar a sus compañeros.

Para no caer en este tipo de comportamiento es necesario realizar un trabajo de análisis; conocimiento del temperamento, capacidad de juego, velocidad de razonamiento y respuesta de las personas con quienes conforma el equipo y asumir roles positivos. Sólo así se logrará una verdadera integración y habrá mejor fluidez comunicativa, tolerancia y comprensión; por ende, resultados fructíferos para todos.

J. Velasco